Comparto con ustedes la reflexión que me ha enviado el doctor Pillado jugando con los dos significados que tiene la palabra “calvario” en nuestra ciudad. En nuestras manos estará dentro de un año el cambiar las élites que nos malgobiernan y acabar con el calvario de Vigo.
Carlos, Vigo tiene dos calvarios: el barrio y don Abel.
En principio me voy a referir al Calvario “POSITIVO”, me explico: como bien sabes, Vigo tiene un fabuloso barrio con ese nombre. El nombre viene de un antiguo viacrucis que atravesaba el lugar y sus orígenes se remontan al trazado de la carretera Vigo-Villacastín en el año 1840. Las primeras casas se construyen alrededor de la misma, que pertenecían a la parroquia de Cabral (Concello de Lavadores, que lo fue durante 104 años hasta anexionarse al Vigo actual). A los aficionados a la historia les sonará también Lavadores por las cruentas batallas habidas durante la guerra civil, habiendo multitud de muertos.
Por el contrario, el calvario “NEGATIVO” (desgraciadamente para los 297.355 vigueses y viguesas), que también se originó en otro “viacrucis” pero, por supuesto, bastante peor que el primero y si los vigueses no lo remedian en mayo del 2015, se hará eterno e insufrible. Qué te voy a contar que no sepas de don Abel: es un especialista en decir hoy blanco y mañana negro, ha conseguido dividir a los vigueses, defendió a muerte a los impresentables Gayoso y Pego de Caixanova, dejó marchar la sede fiscal de Novagalicia a Coruña, cometió el grave error de no apoyar el área metropolitana, abrazó durante 7 años al BNG y ahora le da un abrazo al PP para sacar adelante los maltrechos presupuestos del Concello, abrazo de dos serpientes venenosas a cambio de unas concesiones muy oscuras sobre el nuevo hospital, y así hasta escribir una enciclopedia. Muchas veces me pregunto qué le vería Felipe González a este Abel Caballero para tenerle en su gobierno como ministro de transportes desde 1985-1988.
Por todo esto, la solución a este “calvario” estará en las urnas dentro de poco más de un año, los ciudadanos tendremos la última y definitiva palabra: habrá que elegir bien, Vigo nos lo agradecerá.