may
9
2014
Es evidente tras los dos últimos informes de peritos. Se podía haber hecho mejor la entrada en funcionamiento de la línea de alta velocidad Santiago de Compostela – Ourense. Sin las prisas de la foto, sin la presión para inaugurar antes de tiempo y si se hubiera hecho caso a los maquinistas que informaron por escrito de los riesgos de esa maldita curva, hoy no tendríamos que lamentarnos por el peor accidente de ferrocarril en España en los últimos 40 años.
El culpable primero es el maquinista, pero el sistema chapucero al servicio de las élites es el cómplice necesario. Esas élites de funcionarios y políticos que hacen trampa al adjudicar los contratos y, como se ve en Angrois, también nos hacen trampa cuando reducen las medidas de seguridad de los que viajamos en estos trenes Alvia.
No se equivoquen, el cambio democrático también tiene que llegar a la gestión de los transportes públicos para que no haya más Angrois ni más muertes evitables.